viernes, 11 de enero de 2013

Mientras rehago la coleta de Gloria no puedo evitar fijarme en el lazo que lleva como adorno en su gancho.

Mi mente se pierde,mentalmente hago y deshago lazos ,una y otra vez,la fluidez de movimientos y la perfección del resultado me provocan tristeza.

He encontrado una cinta roja,restos de los materiales que hemos usado para adornar la navidad,jugueteo con ella entre mis dedos,la estiro ,la enrosco en mi muñeca,la paso entre mis dedos distraídamente...

Finalmente,y casi sin darme cuenta, estoy haciendo un lazo perfecto,mis dedos se han movido con mimo,siguiendo un ritual aprendido hace ya mucho tiempo.

Cuando soy consciente de lo que tengo entre las manos,lo aprieto contra mi pecho,una sonrisa triste adorna mi cara.

Las manos me tiemblan un poco,antes de realizar el siguiente movimiento,mientras sujeto el lazo con la mano izquierda,los dedos pulgar e indice de la derecha tiran despacio de un extremo.

Ahora solo queda una cinta arrugada entre mis manos,y con ella me seco la lágrima que sa ha deslizado silenciosa por mi cara.

Todo el esfuerzo del aprendizaje,cuando era pequeña,toda la técnica adquirida con el tiempo,todo el mimo y el cariño puestos en la ejecución ,son solo una cinta arrugada y mojada por una lágrima.

La cinta descansa en una papelera...necesito mis gafas de sol.